
Los romanos vivían, trabajaban y comían en las calles, con un ruido ensordecedor. Los enormes edificios, de 4 y 5 plantas, tenían en su parte baja comercios. Ya en la antigua roma se servía en puestos callejeros panes planos con olivas.
En el imperio romano el pan era comida sólo de ciertas clases sociales. En el año 30 A.C. Roma contaba con 300 panaderías dirigidas por cualificados panaderos griegos. Cerca del año 100 se constituyó la primera asociación de panaderos. La profesión se heredaba de padres a hijos. A medida que pasaban los años el pan iba cobrando cada vez mayor jerarquía en la


En Roma, al igual que en nuestros días, existía una serie de productos básicos, como el pan, el vino, la miel, y otros, como el garo o la sal, fundamentales en la elaboración de platos y manjares del arte culinario. De una manera general podríamos decir que el pan era un alimento de ricos y su uso en Roma era bastante reciente (171 a. de C.). El pueblo romano tomaba el puls o pulmentum, especie de pasta compuesta esencialmente de agua y harina, muy semejant
e a nuestras gachas. Si se diluía con mucha agua era un excelente refresco.

La miel reemplazaba al azúcar, por aquel entonces desconocida. La preferida fue la miel virgen de tomillo sin ahumar. La alimentación romana exigía un gran consumo de sal. Era gris, no refinada, muy importante en las conservas de carne, aceitunas (de las que se hacía un gran consumo) y para impedir que el aceite se espesara.

Un rasgo característico de la cocina romana es el gran uso de las salsas y la condimentación con especias, determinado por la práctica constante de hervir cualquier alimento antes de asarlo, freírlo o cocerlo.

Un rasgo característico de la cocina romana es el gran uso de las salsas y la condimentación con especias, determinado por la práctica constante de hervir cualquier alimento antes de asarlo, freírlo o cocerlo.
Un capítulo aparte merece el llamado garo o liquamen, líquido que se obtenía prensando en barriles carne de diversos pescados azules: salmones, anguilas, sardinas, sardas, jureles, etc., con la sal. A esto se añadían, según Gargilio Marcial, hierbas olorosas: anís, hinojo, ruda, menta, albahaca, tomillo, etc. El garo se sigue usando muchísimo hoy en la c

En Roma se usaba para condimentar y aliñar cualquier comida, para enriquecer su sabor. Para la preparación de salsas se mezclaba con vinagre, o vinos dulces y miel.
La miel - un conservante milenario (programado: 25/11/2008)
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