
Tienen adeptos a nivel mundial pero es en China donde la populación porcina es superior, un cerdo por cada tres personas. Evidentemente su presencia se reduce dramáticamente en países islámicos o en las zonas frías del planeta ya que los cerdos no resisten las temperaturas bajas.
Son los franceses del Perigord y Borgoña y los italianos de Piamonte los que le sacan más provecho financiero al animal sin dañarle, o al menos inmediatamente. El olfato de los cerdos es tan fino que puede detectar las famosas trufas a más de seis metros. En Italia un buscador de trufas puede llegar a ganar hasta 150.000€ en 3 meses.
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