En la Grecia clásica, para saber si una mujer era estéril o no, se colocaba un ajo en la vagina; y si al día siguiente le olía la boca a ajo, la mujer se consideraba fértil. De lo contrario, se creía que sus conductos vitales estaban cerrados.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario