Cuando iban al mercado, los verdugos de la antigüedad no podían poner las manos sobre la mercancía, y tenían que hacer la compra provistos de una vara, con la que señalaban lo que deseaban comprar. Ello se debía al rechazo que hacia ellos sentía la mayoría de sus conciudadanos.
Una tortura utilizada por la Inquisición era EL TORMENTO DE LA RATA, que sobresalía por su refinamiento, aunque su existencia se conoce desde los tiempos de la antigua China. Consistía en colocar una rata sobre el abdomen del torturado, encerrada en un jaula abierta por abajo, mientras los verdugos la hacían rabiar con palos ardiendo, de forma que el animal tenía que buscar una salida y a mordiscos abría un túnel en las tripas del condenado, llegando, a veces, a salir por otro lado del cuerpo.
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