A finales del siglo XIV y principios del XV, el calzado de moda en Europa era un zapato puntiagudo llamado “poulaine”, también conocido en otros países como “cracovia”, dado que su origen seria la capital de Polonia, Cracovia. Sus punteras se podían alargar hasta 50 cm centímetros, acababan en forma de garra de pájaro, o pico de águila. Algunos incluso tenían forma de pene, lo que motivó que los papas Urbano V y Carlos V de Francia prohibieran su uso a los católicos, sin éxito.
El modelo de zapato era utilizado tanto por hombres como por mujeres. En exteriores se calzaba un tipo de zueco debajo del zapato. Para la comodidad de los dedos del pie la punta estaba rellena de musgo.
En el Reino Unido trataron de implantar leyes que definían la largura de la punta según las clases sociales. La nobleza podía tener puntas de 2 pies, los mercaderes de 1 pie y los campesinos de medio pie. Evidentemente la legislación que trató de controlar la moda no dio resultado.
El modelo de zapato era utilizado tanto por hombres como por mujeres. En exteriores se calzaba un tipo de zueco debajo del zapato. Para la comodidad de los dedos del pie la punta estaba rellena de musgo.
En el Reino Unido trataron de implantar leyes que definían la largura de la punta según las clases sociales. La nobleza podía tener puntas de 2 pies, los mercaderes de 1 pie y los campesinos de medio pie. Evidentemente la legislación que trató de controlar la moda no dio resultado.
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