El nudo gordiano consistía en un nudo muy intrincado que unía el yugo al timón de un carro real, situado en el templo de Zeus en la ciudad de Gordio en Asia Menor (Turquia), fundada por el Rey Midas a mediados del siglo VIII A.C.
Un oráculo predijo que quien desatara aquel nudo se convertiría en el amo de Asia. En 334 A.C, Alejandro Magno cortó aquel nudo que no pudo desatar, resolviendo de esta forma el enigma y afirmando así sus pretensiones de dominio universal.
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