A largo plazo, los accidentes geofísicos pueden ser una amenaza cada vez más preocupante.
Los terremotos y la erupción de volcanes son accidentes geofísicos relativamente frecuentes, pero los accidentes geofísicos globales están en una escala totalmente diferente.
La última "super erupción volcánica" ocurrió en abril de 1815 cuando el volcán Tambora, en Indonesia, explotó violentamente dando lugar a la mayor erupción de la historia.
La columna de erupción alcanzó los 44 kilómetros de alto, las cenizas cayeron en un radio de 1.300 kilómetros alrededor del volcán y se calcula que murieron unas 92.000 personas.
Aunque infrecuentes, estos accidentes catastróficos deben ser tomados en cuenta con mucha seriedad.
La amenaza que ahora representa un mayor peligro potencial y que está recibiendo más atención por parte de los científicos es una "roca insegura", -del tamaño de la isla británica de Man, en La Palma, en las Canarias, que está en proceso de deslizarse al mar.
El catedrático Mcguire teme que cuando finalmente se deslice, el tsunami resultante causará, en cuestión de horas, una destrucción masiva por todas las costas de países como Estados Unidos, Gran Bretaña y muchos del continente africano.
El factor desencadenante para que eso ocurra podría ser la erupción del volcán de la isla de La Palma, llamado Cumbre Vieja, que según el catedrático McGuire podría fácilmente reventar "en cualquier momento".
Muchos de los investigadores que trabajan en el campo de los accidentes geofísicos globales creen que debería haber una mayor supervisión del volcán Cumbre Vieja, para que se pueda avisar sobre el posible hundimiento de la roca.
Pero los gobiernos no están ignorando completamente la amenaza de los accidentes geofísicos globales.
El mayor peligro para la humanidad son los asteroides.
La Agencia Espacial Europea y la NASA están programando varias misiones para examinar cómo podría alterarse el curso de cometas y asteroides mediante un impacto.
La misión "Don Quijote" de la Agencia Espacial Europea estrellará una astronave contra la superficie de una roca espacial para medir los efectos.
En 2005, la misión "Deep Impact" de la NASA supervisará el resultado que tendrá causar un agujero en el cometa Tempel 1.
Los científicos esperan que estas investigaciones permitan aprender sobre cómo destrozar o desviar un asteroide de su curso de colisión con la Tierra.
Según Benny Peiser, de la Universidad británica John Moores, los expertos en 1995 tenían conocimiento de unos 300 de estos asteroides; hoy saben de unos 3.000 y dentro de 20 años podrían llegar a ser conscientes del 90% de todas las rocas espaciales que pasan próximas a la Tierra.
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