Una tradición en los cafés de Nápoles es pedir un “café sospeso” - literalmente, un café "en suspensión" - como muestra de buena fe. Cuando se pide un sospeso, el cliente paga dos cafés, pero se toma solamente uno. De esa manera, cuando una persona sin hogar o sin recursos para pagarse un café entra en el establecimiento y pregunta si hay algún café en suspensión, puede tomarse un café gracias a la cortesía del cliente anterior. Aunque por muchos años la costumbre ha sido una parte de la sociedad napolitana, actualmente es algo menos común.
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