Este símbolo, que ha venido apareciendo repetidamente en la iconografía, el arte y el diseño producidos a lo largo de toda la historia de la humanidad, ha representado conceptos muy diversos. Entre estos se encuentran la suerte, el Brahman, el concepto hindú de samsara (reencarnación) o a Sūrya (dios del Sol), por citar solamente los más representativos. En principio la esvástica fue usada como símbolo entre los hindúes. Se menciona por primera vez en los Vedas (las escrituras sagradas del hinduismo), pero su uso se traslada a otras religiones de la India, como el budismo y el jainismo.
Una creencia occidental moderna, probablemente apócrifa, sostiene que sólo la esvástica con brazos doblados hacia la derecha es una marca de buena suerte, mientras que la esvástica de brazos doblados hacia la izquierda representa un augurio nefasto.
A principios del siglo XX el Nazismo adoptó la cruz esvástica como emblema y —a raíz de la II Guerra Mundial— en Occidente se identifica mayoritariamente como un símbolo exclusivamente del Tercer Reich, desconociéndose prácticamente su uso pre-nazi.
Algunas iglesias cristianas románicas y góticas contienen cierta decoración de esvásticas, reminiscencias de motivos romanos anteriores, ya que los cristianos la usaban para disimular una cruz y así evitar la persecución.
Aparte de las teorías antropológicas clásicas existe también una teoría astronómica del origen de la esvástica. Esta fue formulada por el astrónomo Carl Sagan. Según Sagan es inexplicable que este símbolo haya sido usado a lo largo de la historia por muchas civilizaciones que no han tenido contacto entre sí, a menos que consideremos la posibilidad de que se trate de un símbolo resultante de una experiencia común que tuvieron todos estos pueblos. Para Sagan, esta experiencia únicamente podría provenir del cielo. Sería o bien la visión de algún astro peculiar o bien la visión de alguna anomalía atmosférica. Sagan opinaba que el origen probable de la esvástica era el acercamiento de un cometa con movimiento de rotación de tal manera que su eje quedara orientado hacia el observador terrestre. Así se explicaría el uso de este símbolo por civilizaciones distantes entre sí y que no tenían, aparentemente, ningún vínculo de unión. Varios científicos han señalado al cometa Encke como el más probable candidato para ello. Sin embargo, los críticos de esta teoría señalan que es altamente improbable que tal suceso se produjera, y creen que se puede explicar la utilización de la esvástica desde un punto de vista meramente terrestre.
Una creencia occidental moderna, probablemente apócrifa, sostiene que sólo la esvástica con brazos doblados hacia la derecha es una marca de buena suerte, mientras que la esvástica de brazos doblados hacia la izquierda representa un augurio nefasto.
A principios del siglo XX el Nazismo adoptó la cruz esvástica como emblema y —a raíz de la II Guerra Mundial— en Occidente se identifica mayoritariamente como un símbolo exclusivamente del Tercer Reich, desconociéndose prácticamente su uso pre-nazi.
Algunas iglesias cristianas románicas y góticas contienen cierta decoración de esvásticas, reminiscencias de motivos romanos anteriores, ya que los cristianos la usaban para disimular una cruz y así evitar la persecución.
En Japón la esvástica es un antiguo símbolo religioso que recibe el nombre de manji (marca que se usa en Japón para señalar los templos). En los mapas callejeros de las ciudades japonesas, el ícono de una esvástica levógira indica un templo budista.
Aparte de las teorías antropológicas clásicas existe también una teoría astronómica del origen de la esvástica. Esta fue formulada por el astrónomo Carl Sagan. Según Sagan es inexplicable que este símbolo haya sido usado a lo largo de la historia por muchas civilizaciones que no han tenido contacto entre sí, a menos que consideremos la posibilidad de que se trate de un símbolo resultante de una experiencia común que tuvieron todos estos pueblos. Para Sagan, esta experiencia únicamente podría provenir del cielo. Sería o bien la visión de algún astro peculiar o bien la visión de alguna anomalía atmosférica. Sagan opinaba que el origen probable de la esvástica era el acercamiento de un cometa con movimiento de rotación de tal manera que su eje quedara orientado hacia el observador terrestre. Así se explicaría el uso de este símbolo por civilizaciones distantes entre sí y que no tenían, aparentemente, ningún vínculo de unión. Varios científicos han señalado al cometa Encke como el más probable candidato para ello. Sin embargo, los críticos de esta teoría señalan que es altamente improbable que tal suceso se produjera, y creen que se puede explicar la utilización de la esvástica desde un punto de vista meramente terrestre.
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