La influencia de la vida de Munch en su obra fue decisiva, de formación autodidacta y familia humilde, vivió momentos difíciles en su infancia: vio morir de tuberculosis a su madre a la edad de cinco años y a su hermana cuando tenía catorce. La pérdida de estas, el fracaso ante las mujeres, el desagrado de una sociedad parisina aburguesada y excesivamente mercantil, sus problemas con el alcohol, su carácter depresivo e introvertido, entre otras cosas le llevaron a refugiarse en sus cuadros, reflejo de sus traumas interiores.
El Grito fue la culminación de este sentimiento trágico de la vida. A partir de ahí exploro la mente humana, sus preocupaciones y emociones. Sus temas, de una intensidad subjetiva enorme, intentan reflejar no sólo sus ansiedades, sino las de todas aquellas personas que “respiran, sienten, sufren y aman”, como él.
Al morir, legó más de 1.000 cuadros, 15.400 grabados, 4.500 dibujos y acuarelas y seis esculturas a la ciudad de Oslo, que construyó el Museo Munch en el barrio de Tøyen en su honor. Las obras se costearon con la recaudación de las salas de cine de propiedad municipal, y se inauguró en 1963.
Frases de Munch
“Igual que Leonardo Da Vinci estudió la anatomía humana y disecó cuerpos, yo intento disecar almas.”
“Lo que está arruinando el arte moderno es el comercio...Ya no se pinta por el deseo de pintar”
“La enfermedad, la locura y la muerte eran los ángeles negros que vigilaban mi cuna”
“La insistencia en la armonía y la belleza en el arte es una renuncia al ser honrado; sería falso mirar únicamente el lado agradable de la vida”
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