En la antigua Roma se utilizaba una esponja atada a un palo y sumergida en un recipiente de agua salada que estaba a disposición de los usuarios de las “letrinas”, servicios públicos de la época. Los usuarios compartían la herramienta con la que se "refrescaban".
En 1391 emperadores chinos ordenaron la fabricación de hojas especiales para el baño, de 0,5 x 0,9 m.
Los colonos norteamericanos prefirieron las mazorcas de maíz hasta bien entrado el siglo XVIII. Mientras tanto, en zonas costeras se echaba mano a las conchas marinas, y en islas como Hawai la variante local eran las cortezas de coco.
En algunas zonas rurales eran muy útiles los libros y revistas de todo tipo. Cuando los periódicos se volvieron cosa habitual en los hogares, a principios del siglo XVIII, rápidamente el retrete se hizo su "segunda residencia".
Pero el público perdió "interés" en los años 30, cuando las tiendas comenzaron a editarlos en papel satinado. Según algunas fuentes fue motivo de queja, nada absorbente y demasiado áspero. Los ricos y poderosos no querían someter sus posteriores a rigores y utilizaban el algodón y el encaje.
Podría decirse que el papel higiénico marca el inicio de una cierta "democratización" del retrete.
En el año1857, el empresario neoyorquino Joseph Gayetti sacó a la venta el "papel terapéutico Gayetti". Se trataba de hojas de papel especial para el baño, aderezadas con humectante y en presentación de 500 por paquete, a 50 centavos, lo que suponía toda una fortuna para la época. El nombre de Gayetti aparecía impreso en cada hoja.
Durante 30 años la industria del papel higiénico no sufrió ningún cambio remarcable hasta la llegada del papel en rollo fabricado por la compañía Scott. Cuando en 1890 la compañía Scott puso en venta el papel higiénico en rollos, le causaba tanta vergüenza aparecer asociada a tal producto que decidió no poner su nombre en el envase. En aquel entonces, intermediarios dieron la cara por la avergonzada compañía.
En 1932 la depresión obliga a los fabricantes a repensar su marketing y la marca Charmin introduce el paquete económico de sólo 4 rollos.
Pero, quizás, el gran reto para la tecnología del papel higiénico fue por largo tiempo el de lograr una fibra más "suave" al tacto. En este sentido, la introducción del papel de dos capas en 1942 por parte de la empresa St. Andrew, en el Reino Unido, fue un avance notable.
La importancia del papel higiénico para el hombre moderno fue reconocida en 1944, cuando el gobierno estadounidense distinguió al fabricante Kimberly-Clark por sus "heroicos esfuerzos" en el suministro del producto a los combatientes durante la II Guerra Mundial.
Hoy los hay de todos los colores, texturas y formatos pero se podría decir que la evolución del banal rollo ha llegado a la cumbre, aunque algunas compañías todavía hacen esfuerzos para actualizar su imagen.
Inventores japoneses amenazan con convertir el rollo de papel higiénico en una especie en vía de extinción con el "inodoro sin papel", un aparato que lava, enjuaga y seca automáticamente las partes íntimas.
En 1391 emperadores chinos ordenaron la fabricación de hojas especiales para el baño, de 0,5 x 0,9 m.
Los colonos norteamericanos prefirieron las mazorcas de maíz hasta bien entrado el siglo XVIII. Mientras tanto, en zonas costeras se echaba mano a las conchas marinas, y en islas como Hawai la variante local eran las cortezas de coco.
En algunas zonas rurales eran muy útiles los libros y revistas de todo tipo. Cuando los periódicos se volvieron cosa habitual en los hogares, a principios del siglo XVIII, rápidamente el retrete se hizo su "segunda residencia".
El almanaque del agricultor venía con agujeros para una rápida operación utilitaria y catálogos de grandes almacenes como Sears, no tenían desperdicio.
Pero el público perdió "interés" en los años 30, cuando las tiendas comenzaron a editarlos en papel satinado. Según algunas fuentes fue motivo de queja, nada absorbente y demasiado áspero. Los ricos y poderosos no querían someter sus posteriores a rigores y utilizaban el algodón y el encaje.
Podría decirse que el papel higiénico marca el inicio de una cierta "democratización" del retrete.
En el año1857, el empresario neoyorquino Joseph Gayetti sacó a la venta el "papel terapéutico Gayetti". Se trataba de hojas de papel especial para el baño, aderezadas con humectante y en presentación de 500 por paquete, a 50 centavos, lo que suponía toda una fortuna para la época. El nombre de Gayetti aparecía impreso en cada hoja.
Durante 30 años la industria del papel higiénico no sufrió ningún cambio remarcable hasta la llegada del papel en rollo fabricado por la compañía Scott. Cuando en 1890 la compañía Scott puso en venta el papel higiénico en rollos, le causaba tanta vergüenza aparecer asociada a tal producto que decidió no poner su nombre en el envase. En aquel entonces, intermediarios dieron la cara por la avergonzada compañía.
En 1932 la depresión obliga a los fabricantes a repensar su marketing y la marca Charmin introduce el paquete económico de sólo 4 rollos.
Pero, quizás, el gran reto para la tecnología del papel higiénico fue por largo tiempo el de lograr una fibra más "suave" al tacto. En este sentido, la introducción del papel de dos capas en 1942 por parte de la empresa St. Andrew, en el Reino Unido, fue un avance notable.
La importancia del papel higiénico para el hombre moderno fue reconocida en 1944, cuando el gobierno estadounidense distinguió al fabricante Kimberly-Clark por sus "heroicos esfuerzos" en el suministro del producto a los combatientes durante la II Guerra Mundial.
Hoy los hay de todos los colores, texturas y formatos pero se podría decir que la evolución del banal rollo ha llegado a la cumbre, aunque algunas compañías todavía hacen esfuerzos para actualizar su imagen.
Inventores japoneses amenazan con convertir el rollo de papel higiénico en una especie en vía de extinción con el "inodoro sin papel", un aparato que lava, enjuaga y seca automáticamente las partes íntimas.
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