ZURCIR: septiembre 2010

sábado, 25 de septiembre de 2010

LOS ADULESCENTES (Medio adultos y medio adolescentes)

A principios del 2000 apareció la pasión repentina de Casimiro, de las zapatillas de deporte de los 80, etc. entonces se creía que el fenómeno afectaba sólo a unos pocos conectados y que pronto desaparecería. Pero hoy, los expertos son formales, el retorno a la infancia es una tendencia social grave y sus seguidores tienen un nombre “los adulescentes”. Medio adultos y medio adolescentes, son cada vez más numerosos a la búsqueda de objetos, formas, comportamientos e incluso olores que los transporten de nuevo al mundo de la infancia. Para los fabricantes, dar un toque infantil a un producto es la clave para que el producto se convierta en una garantía de éxito comercial.

Reposabrazos para ordenadores con apariencia de rana/zebra/vaca, bisutería con perlas en forma de magdalenas/lonchas de pizza/tazas/teteras…, de personajes de dibujos animados, etc. objetos para la cocina con héroes conocidos, macarrones de colores con formas apreciadas por los niños, productos de uso diario con atractivos colores y formas que hacen referencia a los placeres de la infancia, … los fabricantes utilizan este método estimulando una reacción primaria en el niño que se encuentra dentro de nosotros, que provoca un flechazo hacia el objeto y las ansias de comprarlo.

En Francia, los fans adultos de héroes de la infancia se cuentan por cientos de miles. El fenómeno podría haber invadido todos los ámbitos de la sociedad de consumo. Los “adulescentes” limitan el ejercicio físico a un mínimo. Pasan su mayor parte del tiempo en el hogar a menudo jugando con videojuegos, leyendo cómics, viendo dibujos animados, etc. Frecuentemente se relacionan con otros “adulescentes”. En cuanto a su alimentación, sigue siendo como antes, totalmente desequilibrada: McDonald's, pizza, etc.

En la industria del entretenimiento, la tendencia es más pronunciada. La cultura “adulescente” puede aportar una gran cantidad de dinero porque los “adulescentes” tienen el poder adquisitivo necesario para comprar libros de lujo, gadgets y todo lo que les ofrece el mercado. La sociedad “Nolife”, especializada en los “adulescentes” está valorada en cerca de 100 millones de euros en la bolsa norte Americana.

Según los sociólogos interesados en el problema no pueden decir que los “adulescentes” son una categoría social. Esta forma de vida es compartida por gran parte de la sociedad. Primero inició en el mundo de la moda, seguido por los accesorios (pequeñas compras fáciles, no muy caras). Más tarde pasó a la decoración. El lujo capturó el concepto, luego el diseño de alta gama, los artistas, en fin, casi todo el mundo. Un fenómeno trascendido a través del arte y del diseño que siempre están presentes.

El “adulescente” se niega a ser un adulto, un modo de adaptación a una vida cada vez más difícil. Actualmente la mayoría de las personas son pesimistas sobre el futuro, creen que sus hijos vivirán peor que ellos, lo que provoca la dificultad de proyectarse en el futuro. Para compensar esta situación los adultos vuelven de nuevo a las cosas de la infancia que les falta en la sociedad y les producía placer como la ausencia de emociones, ya que mostrar las emociones se ha convertido en una debilidad, falta de creación porque la sociedad nos impone sus formatos cada vez más numerosos y limitados y jugar que es considerado una pérdida de energía.

Por otra parte, la voluntad de los padres de proteger a sus hijos de las dificultades y realidades de la vida podría ser otra causa del fenómeno de la “adulescencia”. Una infancia excesivamente protegida, completamente libre, sin restricciones ni limitaciones y sin frustraciones es exactamente lo contrario de la vida adulta. Esta protección evita que los niños aprendan a crecer y a sobrellevar frustraciones. Las frustraciones son un elemento necesario para la construcción de la persona. Los padres excesivamente protegedores enseñan a sus hijos que todas las dificultades pueden esquivarse y pueden ser evadidas, lo que podría desencadenar el deseo de que el procedimiento se repita eternamente.